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Criticas y Comentarios

Un Largo Transitar Por La Fotografia

El nombre de Alexis Perez-Luna es reconocido en Venezuela desde la década del setenta, por una serie de experiencias individuales y colectivas que comienzan en 1968 cuando participa en el Grupo Cobalto, conformado por Manuel Espinoza, Jesús Enrique Guedez, Regulo Pérez, Abilio Padrón, Alvaro Sotillo, entre otros, cuya misión fue la investigación del diseño estético, del arte visual, de las artes gráficas. A principios de la década del setenta viajara a Nueva York para acercarse, ya con una motivación, desde Venezuela, a un tipo de fotografía cultivada críticamente, en muchas partes, cuyo objetivo principal lo constituía la denuncia o los planteamientos eminentemente sociales, ligados a la condición de hombres sensibles, contestatarios. De ahí surge un libro conocido como Venezuela Desnutrida, luego surgirán otras experiencias mas, dentro de una visión eminentemente politizada, comprometida con la humanidad, como la del libro Parques Infantiles, las exposiciones referidas a un grupo de gitanos (España), la vivencia con Ernesto Cardenal en Solentiname. Sin embargo no es esta la única faceta de Perez-Luna como nos lo demuestra otras maneras de ver mundos, a través de sus lentes fotográficos y de su pensamiento. Hay en el un poeta de lo visual, sin dejar de ser un fotógrafo documental, lo que implica una doble mirada, interior y exterior reflejadas en los trabajos de Ortiz y Parapara, pero sobretodo en un bello calendario y exposición denominada “San Sebastián de los Reyes, aquella aldea…” suerte de mirada intima y expansiva. Perez-Luna capta las memorias escondidas que un día habitaron estos lugares.

Perez-Luna no ha escatimado diversas maneras de acercamiento al publico. Una de estas formas ha sido su participación en confrontaciones de la plástica, dentro de los salones venezolanos, donde ha obtenido una aceptación y éxitos que devienen de su constancia y de su visión multifacetica de la vida ligada al arte. Así lo hemos visto desde la década de los ochenta, sobretodo en los salones nacionales como el Michelena y el Aragua que nos hicieron pensar y corroborar siempre la idea de Perez-Luna como un fotógrafo exigente, poético, con un sentido de la contemporaneidad que no descarta lo clásico y que si bien dominaba y domina la técnica, el mensaje era y es mucho mas importante para el y para su fotografía. Visión que siento fue captada por los diversos jurados, con su participación en los Michelena de 1985,1994,1995 y 1996, donde obtiene premios significativos, amen de haber participado en otras ediciones. De estos premios nos viene a la memoria las obras de “Camaguan, ”Tigua y “la Reunión”, por ser trabajos de perspectiva amplia.

De “Tigua” expresábamos, en alguna oportunidad lo siguiente: “salta a la vista el dominio de los grandes espacios, desolados, recónditos, misteriosos, como en las novelas de Juan Rulfo y como tema surgido de la dicotomía entre la vida y la muerte”; “Camaguan” le canta a la vida, a la naturaleza venezolana, al trabajo, a la visión sublime del río que refleja la vegetación indomable y el cielo portentoso. “La Reunión”, del Michelena del 96 es una fotografía sui-generis, basada en una serie de estatuas, muchas, dispuestas ”Boterianamente” y de espaldas a la cámara, dentro de un promisorio y exquisito espacio abierto, donde a pesar del estatismo de las figuras , se siente vida y movimiento, contrastes de forma y luces.

A Barquisimeto no le es ajena la obra de Perez-Luna pues lo recordamos cuando en el renglón fotográfico, participo con la obra “La Vigilancia” suerte de paisaje y plaza de pueblo andino, donde se interpolan el busto de Bolívar y la apoteósica presencia de una escultura de león echado, mirando al Libertador; hace apenas dos años atrás, en nuestra Primera Bienal Nacional de Fotografía “José Sigala” (por cierto que Alexis Perez-Luna fue asistente de Sigala en el 69, al regresar este de Philadelphia),organizada por el Ateneo Ciudad de Barquisimeto, nuestro artista expositor de hoy, presentaría la obra “Carrousel Taurino” circunscrita “a la concepción de luces y sombras , de líneas que se prolongan al infinito, donde ya el detalle del medio físico se siente secundario para establecer solo juegos de los elementos: el circulo, la línea, el blanco, el negro, la luz”, diríamos en el texto de presentación como curadores de dicho evento.
Hemos visto además sus obras, siempre dignas, en el salón de los cementos Caribe y en el de “Julio T. Arze” siempre solemnes, premiables, abiertas hacia el infinito.

Willy Aranguren